viernes, 21 de mayo de 2010

Libro de los muertos I

Todo el jardín será
reducido a una gota de perfume
el poderoso rayo hará ceniza el árbol,
la savia detenida se hará grumos
en los estrechos pasajes de tus venas.
No podrán resistirlo tus magníficas fuerzas
que ganaron regiones y caballos
en un tiempo cercano, victorioso.
Es el áureo cordón que une  fin y principio
en roce luminoso, desprendiendo
las brillantes semillas del cuerpo del futuro.
Dos amantes, tomados de la mano
se hundirán en la tierra: son tu cuerpo y tu nombre
que no han de ver la luz por siempre, nunca.
el cuerpo,  se deshila como un humus oscuro,
tu nombre,  vagará, -los nombres vagan-
en la memoria de otros, por un tiempo,
visitará, dolido, la impostura
de  mármoles y bronces
hasta hundirse, al final
borrada su sutil caligrafía
por el agua o la  arena del olvido.
Lo que es hijo del viento, en fríos brazos,
sin piedad ni violencia
en su nave brumosa, inapelable,
-así como nos trajo-
el viento lo reúne y se lo lleva..