viernes, 23 de abril de 2010

No sens

Acepta
la brisa sobre el cuerpo
cae la lluvia ahora
deja
la humedad de las ropas
siente,
lo que en la piel
el reciente calor dilataba
ahora el frío eriza,
tus pies siguen un rastro
más allá del perpetuo movimiento,
un señalado rumbo
el dedo,
ese dedo que ves o me atribuyes
(insensato)
o imaginas
en la decapitada Nefertiti
que en Berlín te arrasó.
Apenas sugerente
más allá de lo cálido,
lo helado,
sólo una línea fina
evanescente casi
un dibujo
que así desaparece
como habré de esfumarme
al compás de la huella de tus ojos
atribulados, bárbaros
(como todo en los hombres,
si aún en este cielo.)
Dones:
danos,
lo demasiado hermoso
muere
cada vez que intentamos contemplarlo.
Sea
ése el ser de los leños
a medida que encienden.
La ceniza,
el destino,
como la lluvia ahora
precipitan.
No obres,
ahora es esta espera.
Como la lluvia
sabes.
¿Siente tu espíritu
el rumor?
Dos  hilos claros que fluyen silenciosos
justifican la fuente,
sin propósito, el mundo
mueve mis manos y te escribo
con esta tinta transparente,
de llanto
bajo el agua.