miércoles, 28 de octubre de 2009

El lugar, la epifanía.

"que si el día
ha de convertirse en noche
este es un hermoso modo de hacerlo"

E. E. Cummings

Mirada desde aquí
la casa es una mancha de color
estampada en el campo
un rumor al oído, el
roce en una llana superficie,
la inesperada
intuición de esas almas
que podrían tal vez
(ah, sí, tal vez... ahora que sonrío cuando no llega el sueño en lo alto de la noche)
ser nuestras y únicas:
un grumo de frescura
en lo íntimo del río.
Las copas de los árboles
y el agua entre las piedras
crujen
como entre los dientes cruje la corteza
del pan dorado deshaciéndose
-ahora hay dos menudas bocas que alimento
con toda la dulzura que entra en mí
cada vez que me abro-
Respiro un aire puro y el cielo es tan abierto
que puedo ver los surcos del vuelo de los pájaros,
sus alas y tus manos están haciendo el tiempo,
con su molienda fina, la mixtura deseada.
Nos está dado ver desde los cuatro puntos,
palpar, desde las puntas de los dedos
el botón de la rosa,
el centro en que converge,
el acuerdo amoroso que alcanzaron los vientos.
Yo del amor recibo
la clara certidumbre de tus ojos
de mí en el mundo queda, esta idea perfecta
labrada por la fe
como un cristal impuro, todavía.

viernes, 16 de octubre de 2009

Relevo de pruebas

Ya no podemos verlo de otro modo:
se sumaron los mágicos indicios
abruman las simétricas historias
-los conjuros benévolos
a veces, intimidan-
está dado. Es.
Si se invierte el objeto
(tomándolo del pie, cabeza abajo)
se lo traslada o se disfraza
retocando para bien o para mal
su rostro, su auténtica,
objetiva, conformación
que puede así advertirse, si se ensaya
cambiarlo de color
o decorarlo,
si se intenta
someterlo a las pruebas más absurdas
será siempre lo mismo. Está dado.
Es así.
La cualidad del ser que aquí se nombra
ha ganado su topos más lejano
(aquel de lo infinito)
desde un punto cercano a la materia
porque también allí
es tensión
y equilibrio.

sábado, 10 de octubre de 2009

La fortuna

El huracán inesperado
talló la comba amarilla de tu frente
contra un cielo rojizo, sin estrellas.
Se alargaba en los muros, tu perfil
-guerrero que combate sin espada
con la molicie indigna de estas sombras-
y todo iría a hundirse en ese único centro
como ramas que caen en la trampa del fuego
y arden.
Ardiste, entonces, como una lámpara vacía,
un estertor de luces
que huyó a pie, del paisaje
donde alguien lo esperaba
roturando la tierra con un arado de óxido
tan viejo como el tiempo,
tan pobre, como el amor que te ofrecían
en una caja frágil
cuyo opaco cristal permitió que descubras
qué pequeño y vacío era el premio del mundo.

sábado, 3 de octubre de 2009

La mitad de la verdad

No habia otra intención
-la que habla es la Estrategia-
no más que esto que digo
así, lanzar al aire
todo lo que se empuja
como un nadie en los trenes
de una infernal metrópoli
para llegar a tiempo a una ventaja ínfima
dos centavos de suerte,
y adelante,
(más se perdió en la guerra)
no me guiaba otro espíritu,
no había ni siquiera
como una sombra china
detrás de algunos gestos
que ensayé tantas veces, delante de tus ojos.
Yo sólo
pretendía rozar el polo de tu vida
tocarte en ese punto
que desarma y compone
universos distintos.



Conmoverte, quería.